Lobonel que se volvía a EEUU nos dió el motivo, Noe rompió las bolas y despues de insitir con las pizzas terminamos comiendo en una parrilla como corresponde a una despedida argentina.
A las 21 horas como habíamos quedado, no había nadie.
Me fuí a La esquina y pedí una cerveza para hacer tiempo.
Criss fue la primera en llegar y aprovechó para recriminarme por vigésima vez que no le haya sacado fotos en el banderazo.
Pato recibía mensajes de Noe que avisaba que estaba cambiándose.
Vero que llama avisando que estaba adentro esperándonos.
Lobonel vestido con la Azul y Blanca y su sobrino con la oficial, recibió los boletines para él y para Angelo que Rafa entregó justo antes de ingresar.
Los celulares tuvieron bastante trabajo avisando que venian o no y mandando saludos.
Casi nos echan por tener un Siberiano en la mesa pero convencimos al dueño que era mansito.
Distribuimos bien los pesos de la mesa, la Tana en una punta, en la otra Pato y Vero para obtener un perfecto equilibrio.
Entre chinchulines y chorizos la Tana con su piecito al parecer franeleaba la pierna de Noe aunque se justificaba diciendo que solo quería hacerle un mimito al perrito.
El vinito se dejaba tomar - y si no se dejaba lo tomamos a la fuerza.
A la hora de los postres decidimos tomar un helado en algun lugar más fresco porque a las menopaúsicas se le subían los calores - jejejejejeje -.
La cara sonriente del heladero al recibirnos, nos dió muchisimas ganas de irnos, así que solo hubo tiempo para que un dedo indiscreto recorriese una pierna dispuesta a nuevas sensaciones.
Bueno lo de nuevas es una licencia poética.
Dejemos las palabras y observen las fotos de una velada feliz.
